Cuando no resolvemos nuestro enojo en el matrimonio o familia eso produce efectos en por lo menos 4 áreas básicas en la familia:

Espiritual: Cuando permanezco enojado eso extingue la luz de Dios en nuestra vida y empezamos a caminar en tinieblas.

“El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vidad que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver”. 1 Juan 2:9-11.

Yo no puedo desligar mi vida espiritual de la vida relacional con mi familia. La Vida Cristiana se caracteriza por ser tanto Vertical ( Relación con Dios), como horizontal (Relación con los demás).

Emocional: El enojo crece en hostilidad, explosividad y amargura. Sabemos por experiencia propia, por la experiencia con la familia o con amigos que la hostilidad y el resentimiento terminan afectando nuestras emociones. Somos seres integrales. No podemos fraccionarnos.

Física: Enojo incrementa el riesgo de un ataque al corazón, depresión y otras enfermedades. La misma ciencia médica ha hablado del efecto que sobre el cuerpo se ejerce el mantener conflictos sin resolver. Nuestros huesos se secan, usando la expresión bíblica.

Relaciones: Enojo hace que la intimidad sea un peligro y por ello nos mantiene distantes. Cuando nos alejamos del otro, el ambiente en las relaciones se enfría y terminamos en el matrimonio y en la familia como si estuviésemos en un congelador. Las relaciones entre los seres humanos son vitales, no son experiencias periféricas, sino medulares.

Lo más triste en materia de familia es que enojo sin resolver a lo largo del tiempo, produce un Fruto Terrible: La epidemia del divorcio moderno.

El enojo pasa de generación en generación. Cuántos grados de enojo sin resolver entre una pareja se traspasan a los hijos, ya sea de ellos hacia uno de los padres o entre los hermanos.

Investigadores sugieren que un 80 % de la segunda generación de divorcios son influidos directamente por el enojo sin resolver en el divorcio de sus padres. Esa epidemia necesitamos detenerla inmediatamente. No hay vacuna o medicina de farmacia para eso, pero si hay medicina o antibiótico a la luz de Dios y esas medicinas son el diálogo de gente madura y el perdón.