Devocional Diario“Acuérdense de quienes los han dirigido y les han anunciado el mensaje de Dios; mediten en como han terminado sus vidas y sigan el ejemplo de su fe”  Hebreos 13:7

Hoy quiero considerar los ejemplos vivos de los primeros padres de la Iglesia y de mis antecesores, quienes fueron santos que poseyeron la luz de la fe y perfección en Cristo .

Al considerar sus vidas y en como ellos terminaron eso me infundirá un nuevo fuego,  porque muchos de ellos como buenos amigos de Cristo sirvieron al Señor con hambre y sed, en frío y desnudez, en oraciones y meditaciones, en persecuciones y en muchas aflicciones. Cuanto sufrieron muchos de ellos, cuantos fueron martirizados por la fe por seguir las pisadas del Maestro.  Ellos no se aferraron a sus vidas y por eso adquirieron la genuina vida que es la eterna.

Cuán estricta y solitaria fueron las vidas de los santos ermitaños que marcharon por el desierto.  Cuantas tentaciones fuertes y difíciles ellos experimentaron.  Con cuanta frecuencia sus enemigos los rodearon.  Cuantas fueron sus oraciones fervientes y frecuentes que elevaron ante el Señor.  Qué riguroso ayuno ellos observaron.

Cuán grande fue su celo y su amor por la perfección espiritual.  Cuán encarnizada  la batalla que libraron para dominar sus hábitos perversos.  Qué propósito y decisión firmes ellos le mostraron al Señor.  De día ellos trabajaron duramente y por las noches se gastaron así mismos en largas oraciones.

No tuvieron descanso mental porque siempre estuvieron dedicados.  Ellos usaron su tiempo efectivamente porque cada hora parecía demasiado corta para servir a Dios y en la gran dulzura de su contemplación, ellos se olvidaron hasta de sus necesidades corporales.

Ellos renunciaron a las riquezas, las dignidades, el honor, los amigos y los socios.  Ellos no desearon nada del mundo.  Ellos apenas se permitieron ciertas reservas de la vida.  Ellos eran pobres en cosas terrenales, pero ricos en la gracia y en la virtud.  Exteriormente fueron sin fuerzas, pero internamente llenos de fuerza y consuelo divino.  delicados-ejemplo28b

Eran los forasteros del mundo, pero los amigos de Dios.  Así mismos ellos se veían como nada, pero sabían que ante Dios tenían gran valor.  Ellos vivieron en la humildad y en la obediencia simple, caminaron por los senderos de la caridad y la paciencia y en su caminar diario vieron el progreso en el sendero de su vida espiritual y obtuvieron el favor de Dios.  Hoy quiero imitarles.

Señor, Gracias por los ejemplos que a lo largo de la historia de la Iglesia aún permanecen y se recuerda.  Hoy quiero recordarlos e imitarlos.  Se que lo que hiciste en sus vidas aún lo quieres hacer en mi vida.  Señor quiero seguir las pisadas de esos ejemplos de tu obra.  Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

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