Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, andadas las regiones superiores, vino á Efeso, y hallando ciertos discípulos, Díjoles: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creísteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. Hechos 19.

Qué significa realmente tener al Espíritu Santo dentro de mi?  Tener al Espíritu y ser lleno de él, significa rendir completamente cada área de mi vida al señorío de Jesús. No mantener o reservar nada para mi.  Darle a él todas las llaves de las puertas de mi vida.  No tener espacio para la hipocresía.  En el camino cristiano no se puede regatear con Dios.

Yo no puedo decirle a Dios, Señor, yo te daré tal área si tú me das tal bendición o regalo.  No puedo negociar el camino de santidad con Dios.  En la medida en que obedezco a Jesús y le permito  a él tener absoluto control en mi vida, en esa medida seré lleno del Espíritu Santo.  Dios entonces continuará expandiendo mi capacidad para ser lleno para el resto de mi vida, produciendo más y más de su carácter en mi y multiplicando los frutos del Espíritu en mi.

El proceso de ser lleno del Espíritu es un proceso sin fin, nunca termina acá en la tierra.  Yo nunca podré medir las profundidades del amor de Dios.  Nunca me cansaré de disfrutar de su frescura que suple todos los recursos de mi vida.  No hay altura, ni profundidad, ni límite a cuán profundamente yo puedo crecer en Cristo.  Su Espíritu continuará extendiendo sus límites y horizontes en mi.  Esta es la razón por la cual la gente verdaderamente santa, rara vez es gente aburrida.  Con el Espíritu Santo morando en mi, siempre habrá sorpresas  y nuevas experiencias. 

Pablo al encontrar ciertos discípulos les hizo una interesante pregunta: Habéis recibido el Espíritu Santo? Ellos respondieron, ni sabíamos que había Espíritu Santo.  Ellos fueron introducidos en una nueva experiencia y sus vidas fueron nuevamente sorprendidas por el Señor.  Hoy quiero ser sorprendido nuevamente por el Señor y abrirme para que el Espíritu Santo haga en mi y a través de mi lo que él quiera.  No hay límites para la operación del Señor por su Espíritu en mi vida.  Solo los límites que yo mismo pueda poner.

Señor,  Gracias por tus bondades.  Gracias por tus misericordias.  Cuan infinito es tu amor.  Se que caminando contigo y en obediencia mi vida siempre estará  llena de sorpresas.  Quiero abrirme totalmente a la operación de tu amor y la obra gloriosa de tu Espíritu.  Grande eres oh Señor.  Digno de ser alabado y glorificado.  Hoy levanto mi mirada al cielo y al contemplar los cielos puedo decir,  cuán grande es tu nombre oh Dios.  Amén.

Dr. Serafìn Contreras Galeano.
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