“He aquí dirás: Es un presente de tu siervo Jacob, que envía a mi Señor Esaú y he aquí el viene tras nosotros” Genèsis 32:18.

Hoy necesito preguntarme si soy un siervo de palabra o de hecho.  Estoy imitando a Jacob quien se llamó a si mismo siervo de su hermano Esaú, pero en realidad se llamó siervo solo por temor, por lo tanto solo uso el título, pero en realidad de corazón no estaba sintiendo ni siendo un siervo.

Debo hoy ser cuidadoso de no llamarme a mi mismo un siervo, sino más bien ser un siervo.  Jacob se llamó así mismo siervo por temor a Esaú, pero no fue sino hasta que tuvo su experiencia de luchar con Dios que vino realmente a ser siervo, un siervo verdadero.  Si necesito una experiencia como la tuvo Jacob para llegar a ser realmente un siervo, necesito  estar dispuesto.

Hoy debo ser muy cuidadoso en no ponerme títulos pero en lugar de eso dar los contenidos de los títulos.  Hoy hay muchos  que quieren tener el oficio de siervo sin la función de siervo.  Peor aun hay muchos que se llaman así mismos siervos pero se comportan y andan en la vida como Señores.

No quiero hoy ser uno que trata de impresionar con títulos, cargos y oficios, sino entender que hoy el mundo no necesita títulos sino acciones.  El mundo está lleno de señores pero hacen falta siervos y hoy quiero ser un siervo.  Hay solo un camino para llegar a ser un siervo y ese camino es el de la renuncia.

Un esclavo no tiene derechos y hoy vivimos en un mundo de solo derechos, cada uno reclama sus derechos pero pocos cumplen con sus deberes.

El único camino para ser un siervo es la renuncia. Un esclavo no tiene derechos..no tiene propiedades y está completamente controlado por su maestro.  En el momento que yo pretendo ser alguien o reclamar algo yo dejo de ser un siervo y me convierto en un señor.

No puedo llegar a ser un siervo aceptable hasta que yo haya experimentado la autonegación de Filipenses 2:5-8 y no puedo  experimentar eso hasta que no siga al único quien se negó a si mismo para darse por nosotros. Jesús.  Si mantengo mi mirada en el Maestro divino encontraré en él el mejor ejemplo de humildad y servicio y eso es precisamente lo que quiero hacer hoy.

“Señor, Gracias por darme el ejemplo del verdadero servicio y la verdadera entrega.  Confieso que muchos veces me he llamado siervo pero me he comportado como un señor.

Que vano ha sido mi caminar, por eso en este día llego ante tu presencia para decirte que me canse de actuar como señor y vengo ante tu altar para aprender de ti y ser un genuino y real siervo. Siervo tuyo y después de otros”. Amen.

Dr. Serafin Contreras Galeano.

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