Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos. Desde palacios de marfil te recrean” Salmo 45:8

 

Hoy quiero alabar al Señor con todo mi corazón y al alabarlo lo alegraré, porque el Señor se goza en la alabanza de su pueblo. ¿Quién tiene el privilegio de alegrar al Señor? Nosotros, su Iglesia, su pueblo… su gente. ¿Cómo es eso posible? Por nuestro amor y con nuestro amor lo alegramos. A veces creemos que nuestro amor hacia él es insípido y nuestra alabanza sin mucho valor, pero la Biblia dice que nuestro amor lo exalta y nuestra alabanza lo alegra.

¿Qué es lo dice el Señor de nuestro amor? Ahora recuerdo lo que él dice en su palabra: Cuan agradable es tu amor o esposa mía, hermana mía, Paloma mía. Es mejor que el vino. Oh , escucha alma mía como Jesús se entusiasma con tu amor. Cuando en oración reclino mi cabeza en su pecho no solamente recibo alegría pero también produzco alegría al corazón del Señor. Cuando lo miro a él en la hermosura de la oración y la meditación no solamente miro su gloriosa cara sino que a la vez imparto delicia para él. Cuando le alabo y lo adoro, no solamente con la canción que sale de mis labios, pero con la melodía de la profunda gratitud de mi corazón, él se alegra.

Cuando le presento a él mis talentos y mis dones, todo lo que soy y lo que tengo en humildad de corazón él los acepta y se alegra porque los ofrecimientos humildes de sus santos son más aceptables que millares de oro y plata. La santidad es como la fragancia de la Mirra, el aloe y la casia. Cuando perdono a mi enemigo hago a Cristo estar contento, cuando distribuyo alimento y pan al pobre, él se regocija, cuando proclamo su evangelio, soy de sabor dulce para él.

Por lo tanto hoy quiero producir contentamiento en el corazón del Señor, amándolo, alabándolo y agradándolo.

Gracias Señor, porque no solamente me amas y produces en mi corazón contentamiento y gozo, sino que a la vez me permites la oportunidad de producir contentamiento en tu corazón con mi alabanza, con mi amor a tí y a otros y con mi anhelo de proclamar tus verdades a los perdidos. Hoy quiero exaltarte y adorarte y así elevarme ante ti en suave aroma de mirra, aloe y casia. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
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