“Mas Noé halló gracia ante los ojos del SEÑOR”  Génesis 6:8.

 

La gracia cambia la condición en la cual te encuentras cuando Dios hace por ti lo que tú no podrías haber hecho por ti mismo. Lo que es más, la gracia siempre es una elección voluntaria hecha por alguien más fuerte, más poderoso o con más recursos y autoridad para hacerles el bien a los menos poderosos o capacitados.

La gracia nunca es obligatoria o necesitada. En otras palabras, “encuentras favor” con alguien y recibes algún tipo de tratamiento especial sin ninguna otra razón que su decisión de elegirte.  Nada puede explicar por qué han elegido beneficiarte a ti y no a alguien más.

La gracia es concedida y otorgada, pero nunca es ganada o merecida. Encuentras favor a los ojos de otros; no es que primero ven algo admirable en ti, o que les ofrezca ventajas, y luego te conceden favor como resultado del potencial que pueden ver en ti. De hecho, la gracia casi siempre nos llega sorpresivamente. Estamos confundidos por lo que vemos en los ojos de otros, porque no podemos ver nada en nosotros que explique por qué nos miran favorablemente. No puedo creerlo, pero creo que es cierto; realmente le agrado por alguna razón.

El favor está en ellos; la gracia se origina en ellos y nosotros sólo somos recipientes de esa gracia.
Cuando un adulto en un estadio atrapa una pelota que se desvió de la cancha, y luego se la ofrece a un niño que está tres filas arriba, uno entre varios niños alrededor de él, esa es gracia en acción.  Nada en el niño atrajo el regalo de la pelota hacia sí mismo; algo en el corazón del hombre lo inspiró para darle la pelota al niño.

Por esta razón, Dios dice: “tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Éxodo 33:19).

El énfasis no está en la gracia como un acto caprichoso, llevado a cabo al azar y de forma impredecible por un Dios caprichoso que sólo hace lo que Él quiere (“¡Pues ni modo!”) Más bien, Él quiere que sepamos que la decisión de elegirnos ocurrió mucho tiempo antes de que nosotros hiciéramos algo digno de un trato favorable . Es Su gracia en acción; no el resultado de nuestras acciones.

La gracia no evalúa a las personas y su comportamiento para determinar si se la merecen o no. Dios no elige a Su pueblo debido a cualidades especiales que Él ve en ellos; los elige porque los ama .

Los padres eligen tener un bebé (a quien amarán simplemente porque es de ellos); no eligen amar a un bebé a quien ya tienen.

Por eso es que hoy por pura gracia, tendré favor ante sus ojos.

Gracias Señor, por mirarme con tu mirada de Gracia. Responderé a tu gracia con Gracias. En el Nombre de Jesús. Amén

Dr. Daniel A. Brown.
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