“Se llevó las manos a la cabeza y con una mirada profunda y un rostro desencajado me dijo….

  • La verdad es que estoy que exploto y casi quisiera matarlo si pudiera. Mi enojo es increíblemente grande y luego de explotar, tengo que ir a pedirle perdón a Dios, porque sé que no me debo enojar”.
  • Le dije: ¿Y por qué no te debes enojar?

Me miró como si hubiese dicho una mala palabra y me dijo con energía:

  • “Pastor, Porque es pecado y Dios no quiere que yo me enoje.
  • ¿Estás segura de lo que acabas de decir? Le pregunté y ella me contestó: Claro que si, la Biblia lo dice.
  • Le dije: ¿Qué tal si saltamos la barda del enojo?. Y comencé a platicarle lo que hoy quiero compartir contigo.

.Caminaremos por el sendero que nos ayudará a descubrir lo que podemos lograr si decidimos ir más allá del enojo y el rencor en nuestro matrimonio.
Encontraremos que no es fácil ir más allá del perdón pero con la ayuda del Señor lo lograremos.

.Veamos algunas cosas que no podemos perder de vista:
• El enojo no es malo en sí, es la forma como los expresamos, porque el enojo es una emoción y las emociones son un regalo de Dios a la humanidad.
El enojo sin resolver es considerado la mayor enfermedad matrimonial. Por eso muchos matrimonios están camino al divorcio, por no saber manejar estas situaciones internas.
El enojo mal manejado produce distancia, sabotaje y finalmente divorcio.

Hay un maravilloso poder en el perdón y la confesión para remediar el enojo.

“Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta. Proverbio chino